Exlibris Mónica Benjumea
Estaba muy pálida, delgada y mustia y decidieron que me convenía cambiar de aires. Así que durante las vacaciones de verano me mandaron a la casa de campo de unos conocidos que estaba situada entre las provincias de Zaragoza y Teruel pegada a la Laguna de Gallocanta. Allí me agencié un búho al que llamé Perico y que era una preciosad. No debía pensar lo mismo mi familia puesto que cuando vinieron a recogerme me costó mucho que aceptaran al animalito. Al llegar a casa coloqué en la terraza la inmensa jaula pero a los dos, o tres días me dijeron que mi Perico se había escapado y que había vuelto a la Laguna. No me lo creí, pero era mejor aceptar ese cuento que la triste realidad de que probablemente mi Perico había muerto. Ya antes de aquello, desde siempre, me han gustado los búhos, por eso abundan tantos en mis exlibris. Otro día contaré más cosas sobre ellos. Este Exlibris fue un encargo que me hicieron para regalar en navidades a una chica muy joven. Me parece un búho muy simpático, incluso yo diría que se ríe.
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